CRONICA DE UN ROBO



"-Nos vamos al Jr. Junín, han robado un niño
del Monasterio de la Virgen del Carmen… "

El periodista estiró la manga del terno plomo y se levantó del sillón dispuesto a salir de la sala de prensa de la DININCRI. A fuera, la avenida España los envolvió con ese frío invernal limeño de las 7 p.m., aquel que entra hasta los huesos si llevas ropas ligeras.
Cuando ella sintió el calor al interior de la camioneta de prensa, se vio lo suficiente cómoda para precisar los datos de la próxima nota informativa. Se concentró e hizo lo que se hace cuando se va reportear por primera vez, recordó las variadas experiencias de ese tipo y eligió la mejor para aplicarla como modelo. Sus labios se movían, musitaba y repetía para recordar.
La camioneta se detuvo ante las jovencitas impresionadas por el logo de prensa.
"-¿Dónde queda el Monasterio de la Virgen del Carmen? "– inquirió el
reportero.
"-¡En la esquina doblen a la derecha dos cuadras…! "
Era ese tipo de iglesias limeñas con tradición virreynal, cuyas estructuras gastadas rebelan el paso de los años. Ana, la madre superiora, los recibió conmovida por el robo reciente, pidió que a través de este medio importante se solicitara la devolución del niño y los escapularios extraídos, que más que un valor pecuniario representaban un legado histórico y espiritual para los asiduos fieles. Los estudiantes que acompañaban al periodista comenzaron a filmar inmediatamente.
“Nos hallamos en Barrios Altos, en la cuadra once del Jr. Junín, donde se ha
suscitado el robo lamentable de un niño en la portería del Monasterio de la
Virgen del Carmen…”

La cámara sostenida por el estudiante, recorrió las paredes marrones de adobe, atisbando con su lente la puerta palanqueada por los ladrones, cuya imagen nostálgica denotaba a la Virgen del Carmen con el regazo maternal vacío. Subieron a la camioneta más rápido cuando un desconocido de mirada ávida y ropas andrajosas comenzó asediarlos con preguntas extrañas.
"- ¡Nos vamos al Ministerio Publico hay una
vigilia de protesta…! "

Así, la camioneta avanzó llevando al reportero y a los estudiantes, dejando atrás las callejuelas de los Barrios Altos, a una madre acongojada por el robo de su niño, y a la primera experiencia televisiva de esta joven periodista.

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