Una Nueva Universidad para una Nueva Sociedad
La universidad de hoy enfrenta una grave crisis en sus cimientos académicos, es necesario hacer cambios estructurales, cambios que se ajusten a los estándares internacionales de calidad, para no quedar desfasados en el tiempo. La universidad ha sufrido diversos cambios en su devenir histórico, como cuando se superó los estándares medievales, dogmáticos y sometidos a los designios de la iglesia, superando la fe para hallar en la razón cartesiana una nueva forma de ver el mundo. O, en la revolución francesa, la ilustración, implantó un cambio dirigido a formar profesionales que estén a la altura del movimiento burgués, empresarial, profesionales, que sirvan para los fines prácticos y económicos de la empresa. En contraposición con la universidad alemana y el planteamiento de Kant en su obra Conflicto de facultades, donde se hace énfasis en la formación intelectual filosófica, el conocimiento por el saber mismo, más allá de cualquier formación práctica, profesional, o técnica. Así, en la historia, siglo tras siglos, la universidad ha ido cambiando, reestructurándose. Hoy frente a la Sociedad del conocimiento, frente a la revolución de las tecnologías, a la globalización y al libre mercado, la universidad mundial se enfrenta a un nuevo reto.
El papel esencial de la universidad es el de generar nuevos conocimientos, mediante la investigación. Sin embargo, esa labor ha pasado paulatinamente a manos de la inversión privada, donde la investigación se da principalmente en el marco económico empresarial, puesto que la inversión realizada, está ligada a una rentabilidad económica. Entonces, es vital plantearnos la pregunta, ¿continuará ejerciendo la universidad el papel primigenio de generadora de conocimientos?, dado que no hay inversión, entonces no hay investigación, pero acaso no puede la universidad generar su propios ingresos, lo puede hacer, en América Latina, existen muchas ejemplos de empresas universitarias, como la UNI o la UNAM de México, mencionado en el libro expuesto, que llevan a cabo estos proyectos con mucho éxito. Entonces, lo que falta es una directiva clara, que facilite la investigación, y que enlace la inversión privada con las universidades, en pro del conocimiento.
El papel esencial de la universidad es el de generar nuevos conocimientos, mediante la investigación. Sin embargo, esa labor ha pasado paulatinamente a manos de la inversión privada, donde la investigación se da principalmente en el marco económico empresarial, puesto que la inversión realizada, está ligada a una rentabilidad económica. Entonces, es vital plantearnos la pregunta, ¿continuará ejerciendo la universidad el papel primigenio de generadora de conocimientos?, dado que no hay inversión, entonces no hay investigación, pero acaso no puede la universidad generar su propios ingresos, lo puede hacer, en América Latina, existen muchas ejemplos de empresas universitarias, como la UNI o la UNAM de México, mencionado en el libro expuesto, que llevan a cabo estos proyectos con mucho éxito. Entonces, lo que falta es una directiva clara, que facilite la investigación, y que enlace la inversión privada con las universidades, en pro del conocimiento.
Otro tema destacable en el debate de "Una nueva Universidad para un Nueva sociedad", es el análisis de la problemática generada con el incremento instituciones de educación superior privada, en toda América Latina. Donde el incremento cuantitativo, no necesariamente es cualitativo, en desmedro de la calidad educativa. Eso ocasiona la malformación de un profesional no apto para los grandes retos de estos tiempos, y por ende un empobrecimiento en el campo de la investigación. Una medida necesaria adoptada por diversos países, frente a esto, fue la creación de organismos que en base a parámetros definidos de calidad autoricen el funcionamiento de las instituciones universitarias. Desde todo punto de vista es lamentable que la universidad necesite de esta clase de organismos para mejorar cualitativamente en el campo académico, más allá de la obligación de lograr una acreditación que garantice la calidad académica universitaria, esta debería ser inherente a su naturaleza.
No podemos hablar de educación universitaria privada sin un marco normativo que la respalde. Hemos dicho que en las últimas décadas, las instituciones privadas de educación superior se han incrementado significativamente en América Latina. Lo cual es aceptable desde una perspectiva de masificación del conocimiento, no obstante la ley autoriza más no garantiza que se cumplan los fines de la educación, en su más esencial principio, garantizar una formación integral de la persona humana contribuyendo con su desarrollo. El decreto 882 o La Ley de la Promoción de Inversión en la Educación, probablemente marco un hito en la historia de la universidad en el Perú, porque nunca hemos tenido más universidades como ahora, y nunca nos hemos sentido tan débiles en el aspecto académico. Sería razonable si la inversión privada contribuyera a incrementar la calidad, la generación de conocimientos, porque no basta con formar a un universitario para luego entregarlo al mercado laboral donde no cubre las expectativas de la empresa, no solo hay un divorcio entre realidad y universidad, también hay un divorcio entre empresa y universidad.
Es necesario hacer un análisis o estudio de la realidad universitaria en el Perú, y formar un Plan a largo plazo, basado en el trabajo coordinado de las instituciones de educación superior, la empresa privada y el Estado. Para ello, es importante que los intereses de los partidos políticos, no trunquen el avance y desarrollo de este proyecto nacional, sino que generen proyectos y estrategias que coadyuven a llevar a cabo su realización, para así alcanzar mayores niveles de calidad en la educación universitaria, lograr un apoyo coordinado entre universidad y empresa, y una mayor inversión y apoyo en la investigación académica, no solo con fines rentables, sino con el fin de alcanzar mayores niveles de conocimiento que solucionen las problemáticas existentes en nuestra realidad.
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