Entre cínicos y olvidadizos


La prensa encuentra a diario un nuevo tema que ingresa a formar parte de la parafernalia mediática. Esta vez Keiko Fujimori acusó de cinismo a la presidenta de Chile, Michel Bachelet, a raíz de sus expresiones, que tildaban de ofensivas y altisonantes las palabras de Alan García respeto al caso del espía, el suboficial de la FAP Víctor Ariza, en favor de Chile. Por su parte, García calificó de republiqueta a Chile, de envidiosos ante el crecimiento ajeno, y pidió una aclaración respecto al caso (más que razonable y nada ofensivo ni altisonante).

El espionaje, más allá de allá de las formas, esta vez toca un tema trascendental, nuestra soberanía. No especulemos sobre quien o quienes está detrás de esto, o si Bachelet sabía de la labor de espionaje, lo cierto y preocupante es que se estaba filtrando información estratégica y de inteligencia, propia y privada, y si algo es necesario es conocer desde cuando se estaba realizando esta labor y hasta donde se pretendía llegar. Además, en la última semana se destapó la compra de armamento por parte de Chile a EEUU por el valor nada despreciable de 665 millones de dólares, eso, a raíz de la difusión de esta información por la Agencia de Cooperación de Seguridad y Cooperación de EEUU, ante lo cual su Ministro de Defensa, Francisco Vidal, justificó el gasto como necesario para una renovación y cubrir “debilidades”.

El canciller chileno, Mariano Fernández ha negado toda responsabilidad y autoría de parte de Chile, pero bueno a las pruebas nos atendremos, al parecer, hay documentos de Western Junior que acreditan el envío de dinero proveniente de Chile a favor de Ariza, asimismo las IP de las computadoras hacia donde se destinaba la información, que ¡claro!, no se encuentran en el Perú.

Al parecer Chile olvida dos casos precedentes. En 1979, curiosamente también, un suboficial de la FAP, Julio Vargas Garagay, brindó información clasificada a oficiales chilenos, lo que condujo a declarar persona non grata al embajador chileno en Perú, aquel entonces, Francisco Bulnes. Esto se dio a conocer gracias a un informe periodístico de Caretas, en la publicación del 15 de enero de 1980, aunque sin mayores explicaciones oficiales, se sabe que el suboficial peruano fue fusilado por traición a la patria. El otro caso de espionaje chileno fue el sucedido con Argentina, en el año 2003.

Le falta a Chile brindar una aclaración al respecto, y al Perú seguir indagando; más que un escándalo político donde se alboroten nuestros candidatos presidenciales al 2011, se pide seriedad y contundencia en las investigaciones y decisiones al respecto.

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