Perú - Trabajo Infantil

“¡Cobrador!, baja en La Ladrillera”. “¡Baja en Paraíso!”. “Coz, Coz, Coz”, la polvareda arremolinada me ahoga, me ciega y me ensucia. El olor fétido de las chancherías que se alternan entre las hondonadas me vuelven loca. Deciendo al averno, unos escarban la tierra y hacen barro, otros vigilan los hornos y el quemado de los ladrillos. Veo a los Cristos niños y me detengo.
Llenos de barro y empolvados de pies a cabeza me observan. “¿Cómo te llamas?”. “Ángel”. Tiene 13 años y clasifica ladrillos en uno de los tantos hornos del lugar. El polvo de los hornos cubre sus cabellos y su rostro, continúa su trabajo, no puede detenerse. Sus miradas acusan mi intrusión. “¡Coz Coz Coz!”, “¡¿Paraíso?!", me pregunto.
Ella es pequeña, escuálida, y está sucia indeciblemente. “¡Hola!”, le grito entre el bullicio, “tengo un hermanito y quiero que trabaje aquí”, me indica: “¡tienes que hablar con el dueño, es desde

“No se preocupe señor ya consulte los precios y voy a hablar con mi esposo, a ver si se anima”, le miento al encargado que me permitió ingresar. Su aspecto de capataz vil me aturde. “¿Pasa por la carretera central?”. “Señorita su pasaje”. Retorno a casa, donde no están ni Ángel ni las niñas, donde no se remplaza un ladrillo por un juguete...
Enlaces a este artículo:
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-4185-2008-06-17.html
http://white.oit.org.pe/ipec/documentos/ar_dossier_prensa_12j_2008.pdf (pg. 54)
http://www.buscadordenoticias.com.ar/89627/el-trabajo-cosa-de-grandes.html
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